La Selección estará en el torneo de Australia-Nueva Zelanda luego de lograr una agónica clasificación en la Copa América. Boca hizo historia al llegar a la final en la Libertadores y las jugadoras nacionales son buscadas desde el exterior. También hubo una tragedia: una jugadora murió por la desidia dirigencial.
Lejos de ser una moda pasajera, el fútbol femenino confirmó en 2022 que es una disciplina en firme crecimiento en la Argentina. La clasificación de la Selección nacional al Mundial del año próximo, la llegada de Boca a la final de la Copa Libertadores y las transferencias de jugadoras al exterior fueron algunos de los puntos altos en un año que también se vio marcado por la tragedia, con la muerte de la jugadora Juliana Gómez en un accidente de tránsito que desnudó algunas de las carencias que aún golpean a la actividad.
El nuevo año plantea nuevos desafíos y el más grande será, sin dudas, la disputa de la Copa del Mundo de mayores en Australia-Nueva Zelanda, que se celebrará entre el 20 de julio y el 20 de agosto. Tras la consagración del seleccionado masculino en Qatar 2022, el conjunto femenino espera “recoger el guante” del fervor que se instaló por el equipo nacional entre los fanáticos. Las dirigidas por Germán Portanova integrarán el Grupo G, junto a Suecia, Italia y Sudáfrica.
A nivel local, en 2023 se mantendrán las competencias en los torneos de la Primera A (semi-profesional), B y C. También se disputará la Copa Federal, que incluye a equipos de todo el país. De acuerdo al plan estratégico de la AFA, a partir de este año que comienza los clubes de la máxima categoría deberán registrar al menos 15 contratos profesionales (hoy el salario mínimo es de 50 mil pesos brutos) y tendrán que tener inferiores hasta la Sub 14. En el Ascenso, en tanto los equipos deberán contar con, al menos, una categoría Sub 16.
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