En Quito, el equipo xeneize femenino cayó en la definición del torneo internacional, en el que hubo enormes diferencias físicas y futbolísticas.
Las diferencias en el campo internacional, en el ámbito de clubes, son marcadas no solamente en el fútbol masculino. También, parece, en el terreno de las mujeres. Un equipo brasileño volverá a ser campeón de la Copa Libertadores de hombres, ya que este sábado se jugará Flamengo vs. Paranaense en Guayaquil, y, este viernes Palmeiras se coronó frente a Boca al ganarle por 4 a 1 la final femenina de la Copa Libertadores en Quito, en una definición que tuvo enormes diferencias futbolísticas y, sobre todo, físicas.
Boca estuvo a la altura de la competencia. Y dejó bien parado al fútbol argentino, al alcanzar por primera vez en la historia un segundo puesto en el campeonato subcontinental. Es cierto que esta vez fue un equipo nervioso, escaso en ideas, casi siempre dominado por el poderío de las brasileñas. De todos modos, la derrota fue digna. El camino muestra el crecimiento, más allá de las lágrimas que surgieron espontáneas en el desenlace.
Muy interesante fue el espectáculo de principio a fin. Es una evidencia: el fútbol femenino está compitiendo con mejores armas en esta parte del mundo. El crecimiento es tan grande, que hubo unas 10.000 personas en el estadio, entre ellas, Gustavo Alfaro, el DT del seleccionado de Ecuador, que participará en el Mundial de Qatar y de breve paso por el club xeneize. Estuvo con Jorge Valdano y Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol.
Leave a Reply